La Vivienda de Integración Social es un recurso residencial de 36 plazas, distribuídas en 6 viviendas unifamiliares, en las que mujeres y hombres con diversidad funcional, mayores de 18 años, conviven en un entorno en el que se potencia su autonomía y autogestión. Son plazas concertadas con la Consejería de Políticas Sociales y Familia.
Este recurso persigue la mayor integración de la persona. Los residentes forman parte activa del municipio, haciendo uso de todos los recursos habituales: sanitarios, lúdicos, deportivos, formativos, bancarios, comerciales, etc. Con la supervisión adecuada, los usuarios son responsables de desarrollar todas las tareas domésticas, establecer unos adecuados hábitos de convivencia y organizar su tiempo y presupuesto.
Los objetivos se dirigen a desarrollar hábitos y prácticas funcionales en la vida diaria de las personas. Los apoyos que se ofrecen se realizan desde una perspectiva ecológica y experiencial, dirigida por la propia persona con diversidad funcional.
Las habilidades trabajadas se engloban en todas las áreas de la persona, pero fundamentalmente se concretan en las siguientes:
. Habilidades de cuidado personal: desde aspectos básicos como la higiene y cuidado personal hasta prácticas más complejas como mantener hábitos saludables, seguimiento de pautas médicas, etc.
. Habilidades de vida diaria en el hogar referidas al cuidado y mantenimiento de la vivienda, enseres personales, uso de electrodomésticos como lavadora, plancha, etc.
. Habilidades Sociales y de Convivencia, dirigidas a desarrollar las capacidades necesarias para establecer unas adecuadas y satisfactorias relaciones personales.